sábado, 5 de octubre de 2013

CIUDADANOS DE PEKIN PAGAN SU VIAJE EN METRO CON BOTELLAS PET





  • Pekín tiene un enorme ejército informal de personas que se dedican a recoger botellas de plástico para después venderlas a compañías de reciclaje. El impacto de estos trabajadores es enorme, y se estima que hasta 20 millones de personas trabajan como recolectores de botellas de PET. Para incrementar sus ganancias, una de las compañías de reciclaje trabajó con el gobierno para instalar máquinas que permitan intercambiar botellas por un boleto en el metro.

    Más de 100 máquinas recolectoras serán instaladas en el metro de Pekín, a lo largo de la línea 10. Un empleado de la compañía de reciclaje Incom explica que “Será tan fácil de usar como un cajero automático, esperamos poner una en cada estación de la ruta, y después expandirnos hacia otras líneas, paradas de autobús y áreas residenciales”. Por cada botella que depositen en las máquinas, los transeúntes recibirán entre 5 fen y 1 mao (aproximadamente 15 centavos de dólar).

    A través de la instalación de las máquinas la compañía, que recicla 50 millones de toneladas de botellas cada año, espera poder incitar a la población en general a reciclar, no solo a los recogedores informales. Por otro lado, Adam Minter, que reside en Pekín y escribe un libro sobre la industria de desechos en China explica aThe Guardian que:

    En occidente, reciclar es una actividad verde. En países asiáticos en desarrollo, es una actividad económica. Una cosa está garantizada. Si no se les paga a los donadores al precio del mercado, no funcionará.
    Incom sostiene que los beneficios ambientales deben considerarse al mismo tiempo que los factores económicos.

    Por su lado, Feng Yongfeng, de la ONG Green Beagle, explica que “Usar una mejor tecnología para reciclar es generalmente algo bueno. Pero el reciclaje de botellas no es un problema urgente en China. Ya tenemos un sistema maduro para eso. Nuestra verdadera necesidad es un sistema completo y comprensivo de reciclaje”.

    Este tipo de programa de reciclaje se instaló en Shanghái hace un par de años, y su impacto ha sido mínimo. Aunque es un buen concepto —intercambiar basura por transporte— el sistema parece ignorar las particularidades del pueblo Chino. Sin embargo, este bien podría ser el primer paso hacia una cultura más consciente del impacto de los desechos y del valor del reciclaje.

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